Latinoamérica se busca
Ella regalo su identidad a todos los que creyeron en su presencia, sin egoísmos ni selección previa, se ofreció a santos y demonios. Justos y sanguinarios.
La ansiedad del anhelado encuentro insistía en su interior, insistía, reduciendo frecuencias, comiendo los tiempos y los silencios.
Puja y cuando algo puja, no se sabe bien porque, pero algo grande se va creando, se va contorneando.
Ese gran sentir inentendible, toma salvajemente cuerpo, cuerpo de ansiedad extrema, cuerpo que tiene que ver con la intimidad inigualable del ser.
Ella se busco en sus propias venas azules y en sus arterias más marrones.
Sobrevoló el Atlántico y el Pacifico, el Paraná el Uruguay, el Amazonas…nada nada apareció en sus aguas, el reflejo de su rostro seguía perdido, negado a sus ojos, ausentado irrefutablemente.
Sin reflejo ni esperanza, su presencia no se hacia…ella debía ser, ser para los suyos, ser para sí misma, paras no ser otra, para no ser todos.
Ella sabía que sin imagen se perdía entere todas las miradas.
Para ser hay que verse, al verse será más y reconocerá su historia
Latinoamérica hundida en su desesperación se buscó inútilmente, solo sombras bailaban entre las aguas, pero el rostro se hacía nada, era nada, nada de nada.
La pena cayó fuerte como las lagrimas de sus vencidas mejillas, lagrimas límpida que bañaban el suelo árido.
Rápidamente, la tierra se hizo agua, el agua se hizo lago y las cristalinas gotas de sus lágrimas les devolvieron a Latinoamérica el tan deseado reflejo.
Ella se deslizo lentamente al borde de la verdad, parada en el espejo de agua busco su figura sabiendo que al fin podría ver su verdadero rostro.
Espejos rotos, pedazos inconexos del ser se plasmas borrosamente entre las aguas. ¡Fragmentos, solo fragmentos! Miles de ellos millones de de ellos, uno por cada vida, uno por cada muerto. Juntos eran sombras, pero paradójicamente cada uno brillaba en su interior.
Allí estaban las minas de potosí con sus indios masacrados, la campaña de Bolívar y San Martin. La Guerra por las Malvinas, los desaparecidos y sus torturadores, la guerra de Paraguay, los que matan por monedas, los que se someten a la droga, los esclavos de la ignorancia, los maestros, los científicos, los políticos corrutos, los miedos, la sexualidad mancillada, los hijos de la esperanza, las riquezas, la juventud, el placer, el amor latino y todos los demás.
Latinoamérica todavía no puede verse, abre sus labios y salen mil voces sin palabras.
Latinoamérica crese en sus fragmentos, su juventud da esperanza a un mundo que lleno de viejos gobernantes. Tiranos mal sanos, creadores de bestias que arrasaron la humanidad en pro de su única verdad. ¿Latinoamérica mostrará nuevas utopías?
¿Latinoamérica podrá verse?
|